domingo, 27 de marzo de 2011

Cuentos de Brujas (rompiendo la unidad latinoamericana)

A pocos días de las elecciones y de votar por representantes para el Parlamento Andino, como trabajador de la política, saludo la unidad latinoamericana y conscientemente espero que los TLC sean más latinoamericanos que con países de otros lugares, porque si crecemos juntos, podremos enfrentar en bloque cualquier crisis.

Pero esa es una cantaleta gubernamental y digna de un candidato, como peruano reconozco que he empezado a odiar a algunos sudamericanos y en especial a las carismáticas y carismáticos empleados de los call center del Citibank, porque como les conté en el anterior post, he sido objeto de acoso telefónico en mi celular, en mi centro laboral y en mi casa (todos los días y a todas horas), y lo peor es que todos dicen lo mismo, a todos respondes lo mismo y en dos horas no recuerdan lo que informaste y te vuelven a llamar, es así que el acento extranjero se hace odioso para mí y todos los miembros de mi familia, incluyendo a mi empleada que tiene acento andino y no entiende por qué esas señoritas con acento venezolano, colombiano o chileno no comprenden que no estoy en casa y que no me interesa saber nada más del Citibank.

Pero la culpa no la tienen ellos ni ellas, sino el Citibank como trasnacional que lo que le interesa es reducir costos y emplear lo más barato, entonces en vez de solucionar un problema con una funcionaria que podría ser capaz de anotar las consultas sobre los temas que se originan en el manejo de su cartera de clientes, preferieren contratar a personas que robóticamente tendrá que repetir una y otra vez un discurso aprendido (o quizá leído de un papel anotado) y no le interesan las razones que uno les de, ellos no te solucionarán el problema, solo seguirán torturándote de manera repetitiva.

Pero tampoco te esfuerces en ir a las oficinas del Citibank, ahí te atenderá una adolescente recién salida del colegio o un párvulo funcionario que ruega que te vayas lo antes posible, sin dar una solución a tus problemas.

Viva la globalización.

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